martes, 7 de diciembre de 2010

Aviso lejano

Os dejo un extracto del relato "Aviso lejano", de Mark Twight, que aparece en su libro "Besa o mata. Confesiones de un escalador en serie", muy recomendable; ofrece una visión de la montaña distinta, a menudo desgarradora y sin esa aura romántica y transcendental que tan a menudo le damos (sí, yo también peco de ello).

Pero este fragmento no habla de montañas...



Unas nubes asfixiantes atrapan la contaminación de doce millones de coches y camiones que circulan bajo ellas. Estar quieto en un sitio supone respirar los mismos humos una y otra vez. La lluvia se convierte en nieve. En las montañas la nieve es blanca y no está adulterada, es como una purga y una renovación, pero la enfermedad de la ciudad infecta mi querida nieve, volviéndola gris y viscosa. No se pisa algo crujiente y que agarre, tan sólo una mancha líquida y brillante que queda tras derretirse y volver a helarse muchas veces, mezclada ofensivamente con cagadas de perro de color mostaza y lo que quiera que corra por las calles cuando abren los desagües para vaciar los sumideros. Los edificios están picados por la historia y la lluvia de la industria. El Sena está tan contaminado que los sin techo no se atreven ni a pescar para comer.

He alquilado antes agujeros sin futuro. Las ventanas de los sótanos alumbran mortecinamente el que tengo en París; está más lejos de donde quiera que esté el hogar. Cada noche me meto más al fondo en la madriguera. Los domingos por la tarde salgo de ella y me alimento del escándalo y la energía que resplandece en las calles. Los Campos Elíseos están encendidos desde Étoile hasta la Plaza de la Concordia 18 horas al día. Electricité de France suministra luces de Feliz Navidad gratis a la ciudad para la ocasión. Los impuestos empleados en pagar EDF podrían muy bien gastarse en dar cobijo a los sin casa que mueren un poco más deprisa que el resto de nosotros todos los días. Por otro lado, las calles parecen hermosas, y hay un tío asando castañas en la esquina a unos cuantos metros. Creo que voy a comprar unas pocas. A fin de cuentas es Navidad y aunque yo no encaje en ella, no hay motivos para quejarse.